martes, octubre 03, 2006

Que sea lo que Dios quiera


Por Raúl Ignacio Mesa V.
nachomesa1@gmail.com


Cuando a una mujer embarazada se le empieza a notar la barriguita es común que la gente le pregunte qué va a tener: niño o niña. La madre, si ya está en un estado avanzado y se ha practicado ecografías, podrá responder con seguridad a la pregunta. Si no, dirá que no sabe y añadirá: “que sea lo que Dios quiera”.

Esta misma situación le ocurre a la Madre Tierra. En ella se gesta un hijo que, por las ecografías y estudios hechos por la Organización Metereológica Mundial, OMM, y el Ideam en el país, ya sabemos que será "Niño" y que vendrá con llantos (lluvias) y fiebres (sequías), aunque todavía no sepamos a ciencia cierta con qué intensidad.

Cuando la madre sabe qué espera, ella prepara todo de acuerdo a si es niño o niña. Es más, si ya éste es su segundo o tercer hijo, puede prever con más facilidad y tranquilidad las medidas que debe tomar para sufrir los menos traumatismos posibles. Estar preparados también es el lema de las personas que acompañan a la futura madre.

Colombia y países como Ecuador, Perú y Brasil, ya deben saber muy bien lo que significa la llegada de "El Niño". El término "El Niño" (El Niño Jesús) fue originalmente empleado por los pescadores a lo largo de las costas de Perú y Ecuador para referirse a una corriente Oceánica cálida que hace su aparición alrededor de la Navidad y dura varios meses. En algunos años sin embargo, el agua se torna particularmente cálida y la interrupción en la temporada de pesca se extiende hasta mayo y a veces junio. A través de los años, el término "El Niño" se ha reservado para estos intervalos excepcionalmente fuertes de aguas cálidas, que no solo altera la vida normal de los pescadores sino que también trae consigo fuertes lluvias y sequías prolongadas.

Durante los últimos cuarenta años, nueve "Niños" han afectado el planeta. Los eventos fuertes como "El Niño" de 1982-83 y el de 1997-98 dejaron una profunda huella no sólo en la vida, sino en las condiciones climáticas a lo largo del mundo entero.

Como la madre que se prepara y dispone de todos los elementos para recibir a su hijo, así mismo el país debe prepararse para “El Niño” que viene, que no sabemos si será suave, medio o duro. Lo importante es esperar atentos y que no nos tome desprevenidos. Algo tiene que haber aprendido el país de “El Niño” pasado que produjo apagones y graves efectos económicos.

Se pronostican fuertes inundaciones en África, sequías en Latinoamérica y olas de frío en los Andes. Lo mejor es que estemos preparados y no se presenten traumatismos inoportunos.

Y ya preparados para recibir el fenómeno, “que sea lo que Dios quiera”.