martes, septiembre 19, 2006

¡Que embarrata!

Por Raúl Ignacio Mesa V.
nachomesa1@gmail.com

Y como todo en la vida tiene su final, el de los Reyes no podía ser la excepción. Después de un año larguito en el que fueron los monarcas del rating, de los premios, de las portadas de revistas y de las secciones de farándula, esta producción llegó a su final... y hasta más.

El gran acierto de los realizadores y productores fue que lograron darle ese toque colombiano a la novela originariamente argentina Los Roldán para hacerla creíble en el país.

Otro punto a favor fue el talento de Enrique Carriazo, Julián Román, Diego Cadavid y Janeth Waldman. Aunque también afloraron otros como el de Constanza Camelo, Endry Cardeño y el de los ex participantes de Protagonistas de Novela Daniel Arenas y Tiberio Cruz.

Pero bueno. Hasta aquí llegan todos los elogios porque lo que se hizo con la mano se borró con el codo. Fue opinión generalizada que el final de Los Reyes fue un desastre. Sin embargo, no es la primera vez que esto pasa con producciones exitosas. O es que acaso fue muy bueno el final de Betty la Fea o el de una de las mejores producciones que se han hecho en Colombia como lo fue Punto de Giro con Alejandra Borrero, Cristina Umaña y Roberto Cano. Todas tuvieron un final decepcionante para la calidad que presentaron.

El remate de Los Reyes fue a la carrera, con adelantos de tiempo sin sentido, con ausensia de ese humor que fue su sello y dejando además cabos sueltos y situaciones sin resolver, o tal vez sí, pero en definitiva fue un final acelerado, poco creíble y aburridor.

Es más. Fue un capítulo sin comerciales. Parecía más bien una competencia a muerte con Sin tetas no hay paraíso, producción que le quitó rating en las últimas semanas.

Y qué decir de la relación entre Laisa y Emilio Iriarte. ¡Ah Bestia!. Que final tan ridículo y decepcionante. Más de un año esperando la reacción que tomaría Iriarte cuando descubriera que Laisa era realmente Raúl. Lo más triste fue que quedó la sensación de que el país – o los propios realizadores y libretistas- no estuvieran preparados para aceptar la diversidad sexual y las relaciones de este tipo y, por eso, la solución fue salirse con una escena mínima, sin mucho fondo y con exceso de fantasía, como la del carro volador.

Pero como es mejor recordar lo bueno que lo malo, en la mente de muchos de los televidentes quedarán grabados los dichos como “péguele”, “voy”, “hágale cosquilla a la tortuga”, “uno nunca, nunca se imagina”, "putas y verduras" y muchas otras situaciones que, en medio de noticieros y novelones mexicanos, nos sacaron una sonrisa y hasta nos dejaron una gran enseñanza: “uno vive más la vida, si hay amor, si hay amor”.

lunes, septiembre 11, 2006

Pensamientos revueltos para una realidad revuelta

Por Raúl Ignacio Mesa Villegas

El pasado 7 de agosto, en la posesión del segundo periodo presidencial de Álvaro Uribe Vélez, éste, en un discurso cargado de lirismo, pronunció una frase que hasta el momento no he podido olvidar: “Confieso que me preocupa algo diferente: el riesgo de no llegar a la paz y retroceder en seguridad”. La sensación que me produjo dicha expresión, fue la de un personaje que con audacia anticipa algo que desde su interior sospecha que va a pasar.

Y esta frase la traigo a colación pues los hechos de zozobra de los últimos días son ejemplo de que las cosas no van por buen camino: la Ley de Justicia y Paz que hasta el momento no ha traído para el país ninguna de las dos, las denuncias sobre reinsertados de los cuales la sociedad todavía sospecha y relaciona con hechos de violencia ocurridos en distintas zonas del país y la presencia latente del narcotráfico que no deja avanzar en ningún proceso de paz, ni de intercambio, ni de reinserción. Porque donde hay dinero hay poder y, donde hay poder, hay desmesura. Y eso es lo que se está viviendo.

Y si no qué decir del último escándalo de altos mandos militares involucrados en falsos atentados en los cuales murieron personas inocentes, como el ocurrido el 31 de julio pasado en Bogotá donde murió un hombre que trabajaba como reciclador y 19 militares resultaron heridos. Hoy, como si se tratara de un juego, resulta que no, que todo era un montaje. En este caso los involucrados, como en muchas otras irregularidades, son Oficiales del Ejército. Habrá que esperar si esta vez no se salen con la suya y terminan frustrando los intentos de investigación y esclarecimiento de los hechos.

Pero lo que me sorprendió aún más fue el discurso del Presidente Uribe. Entrelíneas quedó la sensación de un mandatario que defiende los errores de sus militares y que trata de buscar otros responsables (los periodistas), para evitar asumir la propia responsabilidad. Es que ni siquiera se le vio una actitud de enardecimiento e indignación ante los hechos. Hay queda el interrogante.

Las inolvidables palabras de Álvaro Uribe y la situación actual del país, así suene un poco desesperanzador, hacen pensar que al final nos vamos a quedar sin el pan y sin el queso. Es decir, sin la paz y la tranquilidad pero sí con un conflicto cada vez más aberrante y desmesurado.